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viernes, junio 27, 2014

José Garrido se acomoda

Desde el blog TodoToros queremos denunciar la situación que se ha vivido entre la empresa de la plaza alavesa de Amurrio y el novillero que abriera la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Caballerías hace escasamente un mes José Garrido.

El novillero y el empresario apalabraron la presencia de éste el 15 de Agosto en la novillada del día más grande de las fiestas de este pueblo. Tras cortar tres orejas en Sevilla, José Garrido, mediante su apoderado Raúl Gracia "El Tato", anuló su presencia en esta corrida alegando "no torear en plazas portátiles", y dejando en mal lugar a la empresa frente al ayuntamiento y frente a otros novilleros que se negaron a asistir como "segundo plato".

Un torero poderoso y habilidoso a la vez que mentiroso en su tauromaquia y acomodado fuera de las plazas. ¿Puede un NOVILLERO permitirse acomodarse y despreciar a plazas cuando tiene éxitos? ¿Qué pasa con la plaza de Amurrio, que apostó por él aun cuando era perfectamente posible que pegara un petardo en Sevilla?

DENUNCIEMOS.

domingo, junio 15, 2014

El huevo y la gallina

De todos es sabido que en los últimos tiempos (por matizar un poco, en las últimas dos o tres décadas) la "fiesta de los toros" está sufriendo grandes transformaciones que, según mi criterio, la conducen a peor. Quiero decir con esto que, a diferencia de lo comúnmente creído por el conjunto de aficionados y espectadores, es precisamente el progreso el que trae de cabeza a todo el que defiende una fiesta en la que la verdad se expone ante todo. Sin duda, este punto de vista es purista y para muchos anticuado.

Son precisamente estas transformaciones las que quiero analizar a continuación, concretamente una: el torerismo del público o afición.

Una duda muy común se pregunta, nos pregunta, si apareció primero el huevo y la gallina lo hizo como consecuencia directa de éste o si fue justamente al revés. Fuera como fuere, esta duda, llámenla historia si así lo prefieren, se puede trasladar al creciente torerismo del mundo de los toros, que deja a los aficionados más puristas, toristas, en un lugar que huele ya a años 60 (¡y mucho antes!), a épocas del régimen franquista en la que tanto daño se hizo relacionando sin contemplaciones la fiesta de los toros con la derecha, al patriotismo barato. En pocas palabras, el torismo es "de viejos" y el torerismo es lo renovado, lo que, según cuentan, "salvará la fiesta de los toros".

Es complicado responder a la pregunta de por qué ha crecido tanto el torerismo en los últimos tiempos, pero hay una posible respuesta: los culpables de todo esto son los medios, los portales, todos ellos toreristas porque son estos -los toreros- y no los toros (obviamente) los que ponen exigencias a todo el que quiera vivir de ellos o de aquello a lo que se dedican. Así, los jóvenes que se han introducido en este rito han oído o leído únicamente puntos de vista a favor del torero, y al no interesarse en contrastar las informaciones que han oído se han quedado con ese punto de vista que solo ha sido contradicho por algunos aficionados que se iniciaron en esto cuando todavía había medios imparciales, ayudando a relacionar esta corriente seguidora del toro bravo a los "viejos", "carcas", etc.

Quien escribe esto es un joven aficionado que no se considera torista, porque piensa de este tipo de distinciones no hacen sino dividir a la gente del mundo taurino, pero que defiende la integridad y la verdad por encima de todo. No hace falta ser un "viejo" para buscar un punto de vista más purista, porque es este punto de vista el que ha permitido que la tauromaquia, siempre un arte con detractores, haya llegado hasta aquí. Ponerle a un toro fundas, afeitarlo al quitárselas, buscar quitarle su bravura acompañada de la famosa casta... Todo son mentiras que quitan INTEGRIDAD y que restan, en definitiva, VERDAD.

En resumen: fueron los medios quienes, producto de conveniencias, cambiaron su forma de narrar los sucesos, y a partir de este cambio llegó el torerismo a los tendidos, no al revés: el cambio en la mira de los medios no se debió a que el público se estaba volviendo torerista., fueron ellos quienes lo hicieron así.

lunes, junio 09, 2014

San Isidro 2014: Reseña

Llegados al fin de la feria de San Isidro 2014, histórica por su larga duración con hasta 31 festejos, toca hacer balance de lo visto durante tantos días. Partimos para ello de los premios que Taurodelta, empresa propietaria de la plaza de toros de Las Ventas, hizo públicos al término de la última del abono, la de Miura.

Triunfador de la feria: Miguel Ángel Perera.
Mejor faena: Miguel Ángel Perera.
Mejor novillero: Francisco José Espada.
Mejor rejoneador: Sergio Galán.
Torero revelación: Juan del Álamo.
Mejor estocada: Uceda Leal.
Mejor picador: Óscar Bernal.
Mejor brega de subalterno: Marco Galán (Cuadrilla Javier Castaño).
Mejor par de banderillas: Ángel Otero.
Mejor ganadería: Parladé.
Mejor toro: Cartuchero, número 109 de la ganadería de Puerto de San Lorenzo.

El primer premio que yo, personalmente, cambiaría, es uno de los más importantes, el del triunfador de la feria. Las faenas de Puerta Grande de Perera, Luque o Fandiño no alcanzaron cotas lo suficientemente altas como para poner de acuerdo a todo el mundo. El más sospechoso de ser el triunfador es, por su doble Puerta Grande, Miguel Ángel Perera, pero el hecho de ser una de ellas "regalada" y otra conseguida con un toreo demasiado mentiroso y ventajista le quita importancia. Más allá del uso del temple y mando, faltó pureza en todas sus faenas. Iván Fandiño la abrió por voluntad y Daniel Luque lo hizo de forma barata y con cuatro pañuelos. El premio debió quedar, por tanto, desierto.

Tampoco estoy conforme con el premio al torero revelación. El descubrimiento de Juan del Álamo se produjo el año pasado, cuando cortó dos orejas casi seguidas y entró en ferias importantes como Bilbao, donde cortó otra oreja a un gran Jandilla. Este año nos sorprendió un Miguel Abellán a quien muchos daban por perdido y criticaban por su participación en programas de televisión ajenos al mundo del toro. Tras perderse su primera tarde por un cólico nefrítico, asistió a su segunda comparecencia aún convaleciente del hígado y se dejó el pellejo, teniendo que pasar a la enfermería, de donde salió para matar a su segundo toro tirando de pundonor y coraje. También sorprendió Paco Ureña con una soberbia tanda de naturales en esa misma tarde. Si buscamos juventud en este premio, debió ser para el novillero triunfador, Francisco José Espada, que apuntó buenas maneras durante la lidia y muerte de sus toros.

La estocada de la feria debió ir, desde mi punto de vista, para Iván Fandiño, por aquel espadazo que clavó en todo lo alto tras hacer la suerte sin muleta y encunarse entre los pitones del toro. Sin dudar del estoconazo redondo de Uceda Leal merecedor sin duda de premio, las circunstancias externas de la estocada de Fandiño la hacen ligeramente superior.

La ganadería de la feria fue, para mí, Victorino Martín, porque a pesar de las críticas que ha recibido por parte de muchos medios taurinos devolvió la emoción a Madrid en forma de casta. La corrida de Parladé valió y fue encastada, pero son nuevamente las circunstancias externas las que dan ventaja a Victorino Martín. El segundo hierro de Juan Pedro Domecq, obra del hijo, sería el segundo en mis premios particulares.


Cartuchero (Imagen de Juan Pelegrín)
El toro de la feria no fue, de ningún modo, Cartuchero. A pesar de los premios de la empresa, la afición no duda en asignar el trofeo a uno entre Vengativo, tercero de Victorino, Tomillero, segundo de Baltasar Ibán y Zahonero, segundo de Miura. Ninguno de los tres dio un juego espectacular en el caballo, prácticamente no romanearon y alguno de ellos, como el astado del hierro de procedencia Contreras, no se empleó a fondo, pero todos ellos se vinieron arriba en banderillas, donde apretaron mucho, y dieron encastadas y fieras embestidas en la muleta. Alberto Aguilar sufrió las múltiples complicaciones de Vengativo, Luis Bolívar dejó ir sin torear y con las orejas puestas a Tomillero y Castaño anduvo tan mal como fue posible ante Zahonero. Es, con todo, este último quien, desde mi punto de vista, debió llevarse tan preciado trofeo.

En el capítulo de la prensa, Mundotoro volvió a quedar en ridículo con sus comentarios ventajistas y oportunistas, ninguneando incluso al legendario hierro sevillano de Miura. Canal + Toros, por su parte, tapó mucho todo lo relacionado con las figuras y se echó encima de ganaderías o toreros cuyo veto no temen, dejando claro lo vendido que está todo el que trabaja en el periodismo del mundo del TORO.

La plaza de Madrid se llenó de espectadores y vació progresivamente de aficionados. La defensa del toro bravo e íntegro sigue, para deleite de los acomodados en el sistema, en un declive constante.

Sean felices.

domingo, junio 08, 2014

Una Miurada 'Domecqsticada'

Hasta aquí llegó San Isidro 2014. Hoy, 6 de Junio, Miura cerró la feria con una corrida buena a la par que alejada de su idiosincrasia. En cuanto a la presentación, el sexteto fue muy parejo, de hechuras que dieron motivos para embestir a sus poseedores, muy serios por delante, destacando unos pitones astifinos y muy abiertos. Los ganaderos hicieron una corrida sin exageraciones: no hubo toros montados o pasados de peso, a pesar de los altos números que la báscula había dado previamente. En cuanto al comportamiento, vimos toros con gran calidad pero menor "peligro" (sin malinterpretaciones, porque peligro hay siempre) del que esperábamos.
Hemorragia del abreplaza

Masacró al abreplaza en el caballo Rafaelillo. La hemorragia de Ahumadito se extendió de inmediato hasta las pezuñas de ambas manos, en un síntoma de duro puyazo que se confirmó simplemente viendo la rabia con que su picador le infirió la herida. Esto ya es costumbre en un Rafaelillo que, ya en su tercio de muleta, se vio sin opción dado el poco fondo y fuerza remanentes del oponente. No se preocupen, por si acaso le hubiera quedado algo al toro, los doblones iniciales acabaron por fundirlo. Objetivo conseguido.

El cuarto fue otra historia. El brillante tercio de banderillas protagonizado por la cuadrilla del murciano precedió a un inicio de faena agachado, antiestético y frío que aburrió a un toro inicialmente humillador, entregado y boyante. El año que viene cuatro tardes para Rafaelillo.

Zahonero empujando en el caballo de F. Sánchez
Unos de los toros de la feria fue lidiado en segundo lugar por Javier Castaño. El favor que nos hizo luciendo al toro en varas, permitiendo tres arrancadas, a cada cual más alejada del caballo fue compensado con el destemple y el abuso de la periferia una vez se quedó solo con el toro. Se le fue, al igual que Tomillero se le fue hace unos días a Luis Bolívar, un bravo alegre hasta el infinito con gran transmisión y aún mayor duración. Ambos tercios de banderillas, el de este 'Zahonero' y el del sexto tuvieron por protagonistas, como siempre, a David Adalid y Fernando Sánchez, siendo los pares del segundo más lucidos y verdaderos que los que puso el primero, siempre a toro pasado.

El quinto impresionó a su salida por la puerta de chiqueros, allá donde había pasado buena parte del día desde el apartado, por cierto, a reventar. Sus magníficas hechuras recordaron a las imágenes que todos hemos visto de los toros de antaño, de allá por el siglo XIX, época en la cual Miura tiene su origen. Fue, para desánimo de todos, un inválido que volvió al corral. El sobrero, de Fidel San Román (procedencia Marqués de Villamarta), no se entregó y pasó sin pena ni gloria.

Serafín Marín al natural (Imagen de Aplausos)
Disposición de Serafín Marín ante el noble y enclasado tercero, que embistió a cámara lenta. El catalán acusó la falta de bagaje y tardó media faena en acoplarse al toro y percatarse de estar toreando en Madrid. Una vez se asentó, pegó varios naturales sueltos de buen trazo, profundidad y mano baja de esos que "paran el tiempo" si los hace algún "mago" de los que andan sueltos. La predispuesta plaza no lo vio. Lástima que este toro no saliera sexto y, consecuentemente, se encontrara con un Serafín tan verde (estamos hablando de dos corridas en 2013). Cerró plaza un deslucido que no dio opción, afectado por el desastroso tercio de varas de puyazos traseros. Lo próximo será poner una marca en la cruz del toro para orientar a los del castoreño.

viernes, junio 06, 2014

Vuelta al siglo XIX

Dura e ingrata corrida de Victorino Martín para la penúltima del ciclo isidril en Las Ventas, Madrid. La casta puso las emociones a flor de piel e hizo de las faenas de muleta verdaderas luchas entre bestia y persona. Son estas luchas de igual a igual las que convierten a los toreros en verdaderos héroes, disminuyendo su condición de humanos a mínimos inalcanzables para la mayoría, por el mero hecho de plantarse ante esos toros y acabar con su vida. Madrid, en un alardeo de torismo mal entendido, pitó a los toreros al acabar sus faenas y repitió el comportamiento, maleducado en muchos casos, cuando los espadas abandonaban el coso venteño. De vergüenza.

Pero ni una cosa ni la otra. Recientemente, es decir, en las últimas décadas, la fiesta de los toros ha devaluado hacia el simple lucimiento del torero. Aquellos cuyo objetivo es éste se autodenominan "toreristas" y, como cabe esperar, quien vive de este mundo y está al servicio de los toreros tiene que tomar esta postura si no quiere verse en la calle. Quiero decir con esto que los comentarios que tachan a la complicada y áspera corrida de hoy son producto de las conveniencias de portales, radios o televisiones.

Pongámonos en el lugar de los así llamados "toreristas". Qué fácil les resulta a ellos criticar una corrida que pone dificultades a los matadores, porque para ellos todo lo que no permita su lucimiento es malo. Con esto, la ocasión que se les presentó hoy para dar palos a Victorino e hijo fue imposible de evitar, y cayeron en la trampa de manera insultante. A algunos, y pienso concretamente en los comentaristas de Canal + Toros, se les ve el plumero.

Puestos a criticar a mansalva a las corridas "duras" como la de hoy, ¿por qué no critican también las que no permiten lucimiento por falta de fuerza o simple ausencia total de bravura? La explicación, pienso, es muy sencilla. Las ganaderías que habitualmente crían toros para que los toreros "se sientan a gusto", "se expresen", y estas cosas que dicen ellos, son las que hoy en día mandan en esto y su concepto está muy cerca del de los toreros, porque estos criadores de toro bravo no son más que "toreristas". Criticar toros flojos por nobles, por muchas orejas que se corten ese día, resulta contraproducente por simples influencias y conveniencias. De nuevo las malditas conveniencias impiden que los periodistas taurinos digan lo que piensan.

Lo importante es que hoy, sea por lo que sea, nadie se aburrió, porque cuando el aburrimiento acecha una plaza de toros, cuando la verdad que debe haber en el ruedo no llega al tendido, algo se está haciendo muy mal. La emoción que da el peligro, creado por la casta, es la base de una fiesta que cada día pierde más todo esto, y sin lo cual podrá sobrevivir, pero ya no será la misma fiesta.

Lo dicho, ni una cosa ni la otra. Hoy Madrid ovacionó a los toros y pitó a los toreros, cuando ambos, desde mi parecer, estuvieron correctos. Los astados fueron fieros, tuvieron casta y no regalaron ni una embestida (esto se debe a que la casta sin recorrido, sin bravura, sin humillación, no hace embestir, solo hace moverse); los diestros, por su parte, anduvieron profesionales y aseados teniendo en cuenta el torrente de poder al que se enfrentaban. Antonio Ferrera y Alberto Aguilar se enfrentaron cuerpo a cuerpo a sus oponentes, mientras que a Uceda Leal se le fueron dos toros nobles y "facilones". Este segundo se ganó, con su ausencia de actitud y ganas, las pitos a la salida, pero se merece el mismo respeto que sus compañeros porque, aunque cometan errores y los aficionados tengamos derecho a valorarlos, se juegan la vida a diario por amor a su profesión. Y quien no esté dispuesto a respetarlos, por mí, que se vaya.

miércoles, junio 04, 2014

Patriotismo taurino

Presidió por última vez una corrida el Rey de España, Juan Carlos I, rodeado desde el anuncio de su abdicación el pasado lunes de nubes de informadores en busca de la noticia y la foto. La presencia de tan alto cargo en la plaza de toros de Madrid hacía casi obligatorio el brindis por parte de los toreros, salvo para Iván Fandiño, que decidió no brindarle ninguno de los dos toros ante el asombro de algunos aficionados que aprovecharon para hacer política y relacionar la tan dolida fiesta de los toros a la derecha y al patriotismo. Pésimo espectáculo con el que colaboramos con el antitaurinismo de los partidos de izquierdas. Luego hablamos de libertad de expresión y altura de miras.

Mala, pésima corrida de Alcurrucén, con toros muy variados: unos malos por nobles y sosos y otros por embestidas de corto recorrido y en constante busca de los tobillos, pero todos malos. No ayudó la presentación de los astados que enviaron los hermanos Lozano, pasable en conjunto pero muy floja en algunos casos concretos, como el del que abrió plaza. En detrimento de la verdad expuesta sobre el ruedo, brillaron por su ausencia las puntas de los pitones, que llevaron a imágenes como la que pueden ver a la derecha.

Volvió a sorprender Madrid con apéndices muy baratas y poco propias de su categoría. Julián López "El Juli" cortó una oreja por una faena de pobre estilo, continuamente agachado y retorcido ante un oponente noble, soso y sin ninguna transmisión. Un toreo de cercanías ante el manso desfondado y una estocada entera en una suerte horripilante le valieron para que aparecieran cuatro pañuelos, suficientes para el presidente, que empleó también el suyo. Se mantuvo tan retorcido y antiestético en el cuarto, otro toro flojo que humillo y pasó sin decir nada. Como nota queda decir que Álvaro Núñez Benjumea, ganadero de Núñez del Cuvillo, empleó las redes sociales para decir "El mal rato que están pasando algunos por ver embestir un toro con clase y a Juli arrastrarle los vuelos...". Pues eso, ya ni el criador de toro bravo defiende el toro bravo.

Así mata a los toros El Juli
También se llevó una oreja Iván Fandiño en su faena al quinto. El vizcaíno anduvo más bien vulgar, destemplado, falto de recursos, extrañamente incómodo, pero una estocada con la verdad por delante y con enorme disposición le valieron para cortar el trofeo, meramente anecdótico en este caso. El sastre tendrá con la taleguilla el trabajo que los Lozano evitaron al cirujano con puntas como las recientemente expuestas. Desde mi punto de vista se le fue la Puerta Grande, porque ahogó demasiado a un manso encastado que pidió distancia y que, de haberla tenido, habría transmitido al tendido lo suficiente como para sumar otra oreja a la conseguida con los hierros.

El segundo toro de la tarde careció de fuerza y fue muy bronco, aunque dio a Fandiño tiempo para demostrar que la de hoy no era su tarde.

Frío Alejandro Talavante, que desaprovechó un tercero con tranco y prontitud para sobreponerse, más tarde, al complicado sexto, que siempre se volvió sobre las manos buscando hacer presa, y revelando con las miradas a su matador que no le importaba quién fuera la víctima. Persiste el problema con la espada del extremeño.

martes, junio 03, 2014

Rebajas predispuestas

Una tarde más, la Monumental de Las Ventas cierra sus puertas dejando atrás la muerte de seis toros bravos en una tarde marcada por el abaratamiento de las orejas, por otro lado tónica dominante de las últimas ferias, y el maltrato injusto hacia un torero que, en contra de las modas, se gana las corridas en la plaza y no en los despachos. La Puerta Grande de la figura del cartel, a mi parecer, no tuvo tanta importancia como un frío silencio al torero que más verdad expuso.

Todo sonaba bien: el único y personalísimo Antonio Ferrera, el siempre interesante y clásico Diego Urdiales y la figura del cartel, Miguel Ángel Perera, matando toros de un encaste distinto al habitual. Pero los 'adolfos', apodo habitual para los astados de Adolfo Martín, fallaron. La tónica dominante fue la falta de recorrido, las excesivas miradas al torero y la falta de entrega, de decisión, de empuje, de CASTA. Cuesta abajo de la ganadería proveniente de Victorino, con encaste Saltillo-Albaserrada, que no parece tener más remedio que una limpieza de toros y la adquisición de algún nuevo semental.

De falta de esta casta adoleció el quinto, segundo de la tarde para Diego Urdiales. El riojano se inventó una faena muy torera, muy clásica, pura y de verdad en la que ofreció el medio pecho y toreó hacia dentro, buscando enroscarse el toro en la cintura. Encontró algo que explotar por el pitón izquierdo por lo que instrumentó una faena al natural, pero en las últimas tandas volvió a la mano derecha y la faena cayó. Dos pinchazos y una estocada le arrebataron la oreja, a lo que el público de Madrid, para sorpresa de muchos, aplaudió al toro en el arrastre y silenció fríamente a su matador. Dijo sentirse "incomprendido" y se le vio visiblemente ofendido por la falta de respeto continua por parte de cierto sector del tendido, que parece ir a la plaza a vetar todas las faenas, silbando sin ton ni son.
Sublime Diego Urdiales al natural

El asesinato al segundo en el tercio de varas, en el que el picador, cuyo nombre confieso no conocer, se empleó con ahínco en dos puyazos traseros, le dejó sin opción alguna llegados al tercio de muleta.

Temple, firmeza y poder en la muleta de un Miguel Ángel Perera que abrió la Puerta Grande de Madrid por su faena al que cerró plaza, un toro que humilló y repitió con clase, franqueza y desesperante nobleza. Como otras tantas tardes, el extremeño volvió a demostrar gran firmeza, disposición y valor pero pecó de descargar la suerte, quitándole pureza al muletazo y restando verdad a su increíble faena, merecedora, a mi parecer y en contra del presidente, de una sola oreja. A menudo pienso que es una lástima que nos perdamos faenas históricas llenas de pureza y verdad por la manía de echar la pierna atrás, escondiendo la femoral.
Derechazo con el toro embarcado de Perera

Mucha actitud e infinita superioridad al tercero, muy mirón y reservón, que nunca se entregó ni embistió con opciones. Una vez demostrada la superioridad solo quedó matarlo.

Tarde discreta de Antonio Ferrera, quien, a mi parecer, fue superior a sus dos toros, los peores de la tarde. La faena al abreplaza fue de auténtico experto conocedor del toro de lidia, es decir, de maestro, de figura, si bien fue demasiado encimista con una res que pidió distancia. Dignidad y superioridad fue todo lo que pudo mostrar ante el cuarto, el más manso de la corrida que siempre midió mucho. Las banderillas a este último fueron infinitamente más lucidas que las del primero, pero la colocación no fue tan exquisita como en otras ocasiones.