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lunes, febrero 16, 2015

Bandera taurina

Hubo banderas españolas en la manifestación a favor de los toros de Castellón. Tan multitudinaria fue dicha manifestación como multitudinaria es la apatía hacia la bandera constitucional española. Es más, la repercusión de aquellos a los que disgusta la bandera es mucho mayor que la que tenemos nosotros los taurinos. Somos, al igual que nuestros "oponentes" antitaurinos, una minoría.

En España se odia la bandera por diversos factores: quizá la causa más esencial es el hecho de que, con el pequeño detalle de un ave bastante imponente en medio, fue la que asumió un señor muy bajito que dictó en España lo que le vino en gana, desde fusilamientos de republicanos y gente de izquierdas (mataron a uno de los mejores escritores de la historia de este país, García Lorca) hasta decisiones meramente políticas que se habían evitado hasta entonces, póngase como ejemplo la centralización que robó competencias a todas las comunidades. Dicen muchos que no solo es la bandera franquista, y no les falta razón, ya que fue también insignia del país en la Primera República, pero esto tiene fácil explicación: la bandera de ese período no tuvo cambios, tan solo quitaron la corona que hasta entonces había imperado. No modificaron colores por simplicidad. Y sí, la rojigualda también acompañó a la Restauración, proceso liderado por el conservador -muy conservador- Cánovas del Castillo. Quizá sea eso lo que genere antipatía hacia la bandera: que sea la muestra de un país tradicionalmente conservador, cuyo conservadurismo le ha llevado al atraso en que aún está sumido, al ser de los países que menos invierte en lo que hoy da dinero: I+D. Algún día nos daremos cuenta y reaccionaremos, pero para entonces, como siempre ha pasado, será demasiado tarde.

La tauromaquia es de derechas y monárquica. Las Ventas cantó Viva al Rey el pasado Mayo y se aseguró de que la izquierda, generalmente republicana, asocie los festejos taurinos a lo que no deberían ser pero desgraciadamente son: política. Además de elitista, la fiesta de los toros es tradicional y conservadora: en general, los grandes cambios no son bienvenidos. Quienes aborrecen de ella, los antitaurinos, gente tan infeliz que dedica su tiempo a destruir, tienden a la izquierda: de esa ideología son precisamente los partidos animalistas como el PACMA. No conviene, por tanto, generar también en lo político discrepancias con los "antis", porque están al acecho y nos atacarán cuando nos vean débiles. Atacará IU, atacará Podemos y atacarán, si suficientes inconscientes les votan, los partidos animalistas. Sé que voy a contracorriente en este entorno, pero tampoco la izquierda es la solución. Ser apolíticos es la mejor manera evitar un conflicto más.

Creemos una bandera taurina, en la que los colores sean nuevos y en cuyo centro destaque un toro en todo su esplendor, mostrando su condición de bravo e imponente. Huyamos de estereotipos infundados pero inevitablemente presentes. Acerquémonos a la gente, enseñemos a niños y jóvenes este espectáculo de valores añejos que la sociedad actual, inculta, temerosa de la muerte y cobarde, no alcanza a comprender. Pero, hagamos lo que hagamos, alejémonos de la política.