Un petardo ganadero abrió la feria. Ricardo Gallardo no pudo justificar la presencia de Fuente Ymbro y sus seis toros inválidos le dejaron en condiciones idóneas para quedar fuera de la próxima feria. Manuel Escribano, Alberto Aguilar y Jiménez Fortes no tuvieron materia con la que trabajar y tan solo el peligroso y listo segundo pudo quedar por encima del matador madrileño.
No tardó mucho en llegar la esperada materia: el toro. Faltó algo de casta a la noble corrida de Alcurrucén, posteriormente elegida tarde más completa de la feria por la Junta Administrativa. El ventajismo de Paco Ureña, el pegapasismo de un excesivamente ceremonioso Joselito Adame y la cuesta abajo sin frenos de Juan del Álamo dejaron fríos al personal a pesar de las orejas cortadas a los toros quinto y sexto. Como frío dejó Enrique Ponce al tendido en la tarde del martes tras estar por debajo de un exigente Victorino. No quiso pelea el valenciano y se disculpó con una buena faena al noble cierraplaza de Juan Pedro Domecq.
Llegaron las figuras y bajó el toro. Morante dejó detalles y cortó una oreja ante una impresentable y manipulada corrida de Núñez del Cuvillo. Bilbao no tragó ante las mentiras y trapazos hacia fuera de Manzanares y le hundió sus faenas entre los pitos de la grada y el palmerismo del tendido. Fue él, sin embargo, quien dejó la estocada de la feria ante su segundo, el cuarto de la tarde.
Hechicero, herrado con el número 50 en Octubre de 2009, paseó sus 531 kilos por la plaza en la tarde del jueves. Un Miguel Ángel Perera mentiroso pero indudablemente rotundo dejó a la plaza entusiasmada y la campaña de CRV demostró logar resultados en una loca petición de inculto; quiero decir, de indulto. Enrique Ponce bailó con la más fea y un vulgar Juli pasó sin pena ni gloria. El primero marchó entre pitos; al segundo le esperaba el sábado.
Lo mejor de la feria llegó en la novillada matinal del viernes. El sexteto de El Parralejo fue manso pero encastado y tuvo mucha movilidad. Ante él estuvo en solitario José Garrido, que cortó seis orejas y dejó una grata impresión en el tendido. Su incipiente alternativa quedó confirmada especialmente en la faena a un quinto que desorejó, pero el mejor novillo fue el segundo, al que el presidente no pudo otorgar la vuelta al ruedo por la ausencia de pañuelos en el palco presidencial. Patético.
La corrida de Jandilla de la tarde dejó en mal lugar a un Fandiño sin sitio y a un Padilla lejos de un buen momento. El encastado tercero estuvo por encima del vasco tanto como el cuarto por encima del gaditano. El lote malo le tocó a Perera.
Y llegó el esperado sábado. Al fin abandonamos Domecq para ver la corrida de La Quinta, de procedencia Santacoloma. Lamentablemente, la ganadería afincada en Córdoba echó una mansada fuera de tipo y bajo mínimos de casta que dejó sin opciones a sus oponentes.
La afición esperaba a Victorino. Dependiendo del sabor de boca del último día el balance de la feria sería positivo o negativo. Y Victorino no falló. Dejando aparte el deslucido e imposible lote de Diego Urdiales, hubo cuatro toros de cortar una o hasta dos orejas. Segundo y tercero fueron dos encastados que superaron al Cid y a Luis Bolívar. El colombiano se repuso y le ganó la pelea al complicado sexto mientras que al sevillano se le fue el dulce quinto con las orejas puestas. Faltó rotundidad.
Dos días después de acabar la feria se sabe ya que el balance económico es positivo, así que podemos estar seguros de que la conformista Junta dejará que la afluencia de público siga cayendo en picado. Matías volvió a demostrar su falta de criterio regalando orejas a Juli y Adame y arrebatando sus trofeos a Perera.
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