En una tarde marcada por el sol y el siempre complicado viento madrileño, cinco toros de Montalvo y uno de Núñez del Cuvillo que hizo de sobrero murieron hoy en la plaza de Las Ventas a manos de Finito de Córdoba, Morante de la Puebla y Alejandro Talavante.
Sospechosa ausencia de Manolo Molés en la retransmisión, ya que mediada ésta, hizo RT en la red social Twitter de todos los tweets de aquellos internautas que decían echarle de menos. Huele a veto desde lejos. Algunos acusan al apoderado de Alejandro Talavante, Curro Vázquez. La situación es más que grave: la libertad de expresión de los periodistas se ve mermada por los intereses de quienes se consideran importantes en esta Fiesta y que no hacen sino destruirla. El tráfico de influencias y el chantaje siguen su curso como mandamases de la fiesta en la que lo que menos importa es el toro. Son acusaciones graves que, insisto, no están demostradas, y por lo tanto su veracidad no se puede comprobar.
Corrida bajita, corta, sospechosa de pitones de Montalvo. El pasado martes, creo recordar, hubo lío en los corrales porque tan solo pasaron el reconocimiento cuatro de los toros embarcados. El resultado fue Montalvo mandando dos toros indignos de Madrid pero que la empresa aprobó, con la consecuente caída en picado de la presentación media de la corrida, que finalmente, bajo mi punto de vista, quedó suspendida. El paso por la barbería de los seis toros de hoy es más que obvio: ya ni afilan las puntas para disimular, prácticamente las dejan redondas. Han debido de estrenar cuchillas Gillette de las más potentes en la finca salmantina.
Lección de Talavante al natural ante el tercero de la tarde. Temple, verdad, pureza y profundidad ante un ejemplar de Montalvo al que le faltó fijeza pero tuvo esa transmisión tan importante, sumada a humillación, clase y buen tranco. Manso con boyantía al que le faltó un puyazo. La faena de Talavante llegó a un punto alto pero no terminó de romper, lo que le cerró la puerta a las dos orejas, y al fallar a espadas se quedó en ovación sin vuelta al ruedo tras cuatro pitos de "aficionados" del 7. En ese tendido, tan necesario para la fiesta, algunos han perdido ya la cabeza y solo van a pitar. Al sexto le buscó algo el extremeño pero no lo encontró y pasó a los hierros, con los que erró repetidamente. Definitivamente la tarde de hoy es un regreso al Talavante del principio, al que ilusionaba.
Petardo de los "artistas", en primer lugar de Morante. Lo intentó en el segundo pero, molesto por el incesante viento, tiró la toalla y demostró tener la hipoteca pagada. No se entregó el toro que se pegó al piso y se rajó muy pronto, ya en el tercio de banderillas. Lo primero que ocurrió en el quinto fue una verónica de José Antonio a la que el toro respondió parándose en seco, con lo que encerró a Morante entre el cornúpeta y las tablas. A raíz del percance la lidia se convirtió en un auténtico desastre: puyazos traseros a relance, banderillas con una mano y apuros y demasiados capotazos. Todo valía, total, es Morante. Ahorró gasto de árboles innecesario y arrancó la faena estoque en mano, lo que le valió para meter media estocada desde Cuenca y pasar al descabello. Bronca de Madrid que debió llegar a más. De no anunciarle en Otoño como castigo ni hablo; suena utópico. 5 temporadas y 25 toros sin tocar pelo en Madrid seguro que no dicen nada.
Más de lo mismo para Finito. Hipoteca pagada y demasiadas facilidades. El abreplaza fue muy noble y metió la cara abajo pero el viento sirvió de excusa. El cuarto bis, ejemplar bajito, montado, sospechoso de pitones y lavado de cara de Núñez del Cuvillo fue muy rebrincado por mal hecho y protestón por condición. Mal va Núñez si así se quiere recuperar y mal Fino si así quiere ir por España.
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