De todos es sabido que en los últimos tiempos (por matizar un poco, en las últimas dos o tres décadas) la "fiesta de los toros" está sufriendo grandes transformaciones que, según mi criterio, la conducen a peor. Quiero decir con esto que, a diferencia de lo comúnmente creído por el conjunto de aficionados y espectadores, es precisamente el progreso el que trae de cabeza a todo el que defiende una fiesta en la que la verdad se expone ante todo. Sin duda, este punto de vista es purista y para muchos anticuado.
Son precisamente estas transformaciones las que quiero analizar a continuación, concretamente una: el torerismo del público o afición.
Una duda muy común se pregunta, nos pregunta, si apareció primero el huevo y la gallina lo hizo como consecuencia directa de éste o si fue justamente al revés. Fuera como fuere, esta duda, llámenla historia si así lo prefieren, se puede trasladar al creciente torerismo del mundo de los toros, que deja a los aficionados más puristas, toristas, en un lugar que huele ya a años 60 (¡y mucho antes!), a épocas del régimen franquista en la que tanto daño se hizo relacionando sin contemplaciones la fiesta de los toros con la derecha, al patriotismo barato. En pocas palabras, el torismo es "de viejos" y el torerismo es lo renovado, lo que, según cuentan, "salvará la fiesta de los toros".
Es complicado responder a la pregunta de por qué ha crecido tanto el torerismo en los últimos tiempos, pero hay una posible respuesta: los culpables de todo esto son los medios, los portales, todos ellos toreristas porque son estos -los toreros- y no los toros (obviamente) los que ponen exigencias a todo el que quiera vivir de ellos o de aquello a lo que se dedican. Así, los jóvenes que se han introducido en este rito han oído o leído únicamente puntos de vista a favor del torero, y al no interesarse en contrastar las informaciones que han oído se han quedado con ese punto de vista que solo ha sido contradicho por algunos aficionados que se iniciaron en esto cuando todavía había medios imparciales, ayudando a relacionar esta corriente seguidora del toro bravo a los "viejos", "carcas", etc.
Quien escribe esto es un joven aficionado que no se considera torista, porque piensa de este tipo de distinciones no hacen sino dividir a la gente del mundo taurino, pero que defiende la integridad y la verdad por encima de todo. No hace falta ser un "viejo" para buscar un punto de vista más purista, porque es este punto de vista el que ha permitido que la tauromaquia, siempre un arte con detractores, haya llegado hasta aquí. Ponerle a un toro fundas, afeitarlo al quitárselas, buscar quitarle su bravura acompañada de la famosa casta... Todo son mentiras que quitan INTEGRIDAD y que restan, en definitiva, VERDAD.
En resumen: fueron los medios quienes, producto de conveniencias, cambiaron su forma de narrar los sucesos, y a partir de este cambio llegó el torerismo a los tendidos, no al revés: el cambio en la mira de los medios no se debió a que el público se estaba volviendo torerista., fueron ellos quienes lo hicieron así.
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