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lunes, junio 09, 2014

San Isidro 2014: Reseña

Llegados al fin de la feria de San Isidro 2014, histórica por su larga duración con hasta 31 festejos, toca hacer balance de lo visto durante tantos días. Partimos para ello de los premios que Taurodelta, empresa propietaria de la plaza de toros de Las Ventas, hizo públicos al término de la última del abono, la de Miura.

Triunfador de la feria: Miguel Ángel Perera.
Mejor faena: Miguel Ángel Perera.
Mejor novillero: Francisco José Espada.
Mejor rejoneador: Sergio Galán.
Torero revelación: Juan del Álamo.
Mejor estocada: Uceda Leal.
Mejor picador: Óscar Bernal.
Mejor brega de subalterno: Marco Galán (Cuadrilla Javier Castaño).
Mejor par de banderillas: Ángel Otero.
Mejor ganadería: Parladé.
Mejor toro: Cartuchero, número 109 de la ganadería de Puerto de San Lorenzo.

El primer premio que yo, personalmente, cambiaría, es uno de los más importantes, el del triunfador de la feria. Las faenas de Puerta Grande de Perera, Luque o Fandiño no alcanzaron cotas lo suficientemente altas como para poner de acuerdo a todo el mundo. El más sospechoso de ser el triunfador es, por su doble Puerta Grande, Miguel Ángel Perera, pero el hecho de ser una de ellas "regalada" y otra conseguida con un toreo demasiado mentiroso y ventajista le quita importancia. Más allá del uso del temple y mando, faltó pureza en todas sus faenas. Iván Fandiño la abrió por voluntad y Daniel Luque lo hizo de forma barata y con cuatro pañuelos. El premio debió quedar, por tanto, desierto.

Tampoco estoy conforme con el premio al torero revelación. El descubrimiento de Juan del Álamo se produjo el año pasado, cuando cortó dos orejas casi seguidas y entró en ferias importantes como Bilbao, donde cortó otra oreja a un gran Jandilla. Este año nos sorprendió un Miguel Abellán a quien muchos daban por perdido y criticaban por su participación en programas de televisión ajenos al mundo del toro. Tras perderse su primera tarde por un cólico nefrítico, asistió a su segunda comparecencia aún convaleciente del hígado y se dejó el pellejo, teniendo que pasar a la enfermería, de donde salió para matar a su segundo toro tirando de pundonor y coraje. También sorprendió Paco Ureña con una soberbia tanda de naturales en esa misma tarde. Si buscamos juventud en este premio, debió ser para el novillero triunfador, Francisco José Espada, que apuntó buenas maneras durante la lidia y muerte de sus toros.

La estocada de la feria debió ir, desde mi punto de vista, para Iván Fandiño, por aquel espadazo que clavó en todo lo alto tras hacer la suerte sin muleta y encunarse entre los pitones del toro. Sin dudar del estoconazo redondo de Uceda Leal merecedor sin duda de premio, las circunstancias externas de la estocada de Fandiño la hacen ligeramente superior.

La ganadería de la feria fue, para mí, Victorino Martín, porque a pesar de las críticas que ha recibido por parte de muchos medios taurinos devolvió la emoción a Madrid en forma de casta. La corrida de Parladé valió y fue encastada, pero son nuevamente las circunstancias externas las que dan ventaja a Victorino Martín. El segundo hierro de Juan Pedro Domecq, obra del hijo, sería el segundo en mis premios particulares.


Cartuchero (Imagen de Juan Pelegrín)
El toro de la feria no fue, de ningún modo, Cartuchero. A pesar de los premios de la empresa, la afición no duda en asignar el trofeo a uno entre Vengativo, tercero de Victorino, Tomillero, segundo de Baltasar Ibán y Zahonero, segundo de Miura. Ninguno de los tres dio un juego espectacular en el caballo, prácticamente no romanearon y alguno de ellos, como el astado del hierro de procedencia Contreras, no se empleó a fondo, pero todos ellos se vinieron arriba en banderillas, donde apretaron mucho, y dieron encastadas y fieras embestidas en la muleta. Alberto Aguilar sufrió las múltiples complicaciones de Vengativo, Luis Bolívar dejó ir sin torear y con las orejas puestas a Tomillero y Castaño anduvo tan mal como fue posible ante Zahonero. Es, con todo, este último quien, desde mi punto de vista, debió llevarse tan preciado trofeo.

En el capítulo de la prensa, Mundotoro volvió a quedar en ridículo con sus comentarios ventajistas y oportunistas, ninguneando incluso al legendario hierro sevillano de Miura. Canal + Toros, por su parte, tapó mucho todo lo relacionado con las figuras y se echó encima de ganaderías o toreros cuyo veto no temen, dejando claro lo vendido que está todo el que trabaja en el periodismo del mundo del TORO.

La plaza de Madrid se llenó de espectadores y vació progresivamente de aficionados. La defensa del toro bravo e íntegro sigue, para deleite de los acomodados en el sistema, en un declive constante.

Sean felices.

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