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miércoles, junio 04, 2014

Patriotismo taurino

Presidió por última vez una corrida el Rey de España, Juan Carlos I, rodeado desde el anuncio de su abdicación el pasado lunes de nubes de informadores en busca de la noticia y la foto. La presencia de tan alto cargo en la plaza de toros de Madrid hacía casi obligatorio el brindis por parte de los toreros, salvo para Iván Fandiño, que decidió no brindarle ninguno de los dos toros ante el asombro de algunos aficionados que aprovecharon para hacer política y relacionar la tan dolida fiesta de los toros a la derecha y al patriotismo. Pésimo espectáculo con el que colaboramos con el antitaurinismo de los partidos de izquierdas. Luego hablamos de libertad de expresión y altura de miras.

Mala, pésima corrida de Alcurrucén, con toros muy variados: unos malos por nobles y sosos y otros por embestidas de corto recorrido y en constante busca de los tobillos, pero todos malos. No ayudó la presentación de los astados que enviaron los hermanos Lozano, pasable en conjunto pero muy floja en algunos casos concretos, como el del que abrió plaza. En detrimento de la verdad expuesta sobre el ruedo, brillaron por su ausencia las puntas de los pitones, que llevaron a imágenes como la que pueden ver a la derecha.

Volvió a sorprender Madrid con apéndices muy baratas y poco propias de su categoría. Julián López "El Juli" cortó una oreja por una faena de pobre estilo, continuamente agachado y retorcido ante un oponente noble, soso y sin ninguna transmisión. Un toreo de cercanías ante el manso desfondado y una estocada entera en una suerte horripilante le valieron para que aparecieran cuatro pañuelos, suficientes para el presidente, que empleó también el suyo. Se mantuvo tan retorcido y antiestético en el cuarto, otro toro flojo que humillo y pasó sin decir nada. Como nota queda decir que Álvaro Núñez Benjumea, ganadero de Núñez del Cuvillo, empleó las redes sociales para decir "El mal rato que están pasando algunos por ver embestir un toro con clase y a Juli arrastrarle los vuelos...". Pues eso, ya ni el criador de toro bravo defiende el toro bravo.

Así mata a los toros El Juli
También se llevó una oreja Iván Fandiño en su faena al quinto. El vizcaíno anduvo más bien vulgar, destemplado, falto de recursos, extrañamente incómodo, pero una estocada con la verdad por delante y con enorme disposición le valieron para cortar el trofeo, meramente anecdótico en este caso. El sastre tendrá con la taleguilla el trabajo que los Lozano evitaron al cirujano con puntas como las recientemente expuestas. Desde mi punto de vista se le fue la Puerta Grande, porque ahogó demasiado a un manso encastado que pidió distancia y que, de haberla tenido, habría transmitido al tendido lo suficiente como para sumar otra oreja a la conseguida con los hierros.

El segundo toro de la tarde careció de fuerza y fue muy bronco, aunque dio a Fandiño tiempo para demostrar que la de hoy no era su tarde.

Frío Alejandro Talavante, que desaprovechó un tercero con tranco y prontitud para sobreponerse, más tarde, al complicado sexto, que siempre se volvió sobre las manos buscando hacer presa, y revelando con las miradas a su matador que no le importaba quién fuera la víctima. Persiste el problema con la espada del extremeño.

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