Vistas de página en total

miércoles, mayo 28, 2014

Campo charro

Hace unas semanas pasé unos días en el campo charro, donde visité las ganaderías de Barcial y Montalvo. Pasando los días se me ocurrió escribir para contar la experiencia, ya que merece la pena y pienso que hay que vivirla una vez en la vida para poder valorarla.

Barcial y sus pelajes característicos
El primer pensamiento que me recorre acerca del campo y de la pasividad de los toros cuando se encuentran en él es que los antitaurinos deberían pasar un día viéndolo antes de ver una corrida en una plaza (suponiendo que la vean, porque esto también lo dudo). Te da otra dimensión de lo que es el toro, su especie, su origen, su morfología, su historia... Y todo para que, en un ritual casi sagrado de aproximadamente veinte minutos de duración, pelee por su vida ante un héroe que intenta arrebatársela. Claro que con los toros que salen hoy en día a los ruedos, que ni pelean por su vida ni ponen en gran peligro a quien está en frente, la fiesta de los toros parece más tortura y quien se enfrenta a la bestia más humano. Cómo ha devaluado el término "corrida de TOROS"...

Los pelajes de Barcial son muy singulares. Destaca la abundancia del blanco en los toros, ya sean luceros, bragados, meanos, salpicados o incluso berrendos. Montalvo se mueve más en castaños o simples negros listones.

El toro de lidia, el toro bravo, en su hábitat natural, es pasivo, tranquilo, lento, suave en general en sus movimientos. Sin embargo, entre ellos también tienen peleas. Voy a contar una cosilla que yo no sabía:

Montalvo
Resulta que los toros, en general, se mueven en grupos, y cada grupo tiene un líder. Según cuentan, de vez en cuando dos toros se encaran, se pelean, enganchan los pitones y uno de ellos, en un giro rápido de cuello, derriba al otro. Cuando esto ocurre, los amigos toros acuden a donde el toro que ha caído y, lejos de ayudarlo a levantarse, la toman con él y lo matan a pitonazo limpio. Pues bien, cuando un toro que cae consigue levantarse por algún motivo, habitualmente, se marcha a la otra punta del espacio que tienen habilitado para moverse y vive aislado toda su vida. En el campo le llaman el toro "abochornado", y es el que habitualmente coge a los ganaderos, mayorales, etc.

Otra de las discusiones frecuentes en el mundo de toro es la de las fundas. Personalmente estoy en contra de ellas, porque impiden que el pitón se rompa, pero también entorpecen su desarrollo y, según cuentan, le dan al toro una medida falsa de su pitón, de modo que cuando se las quitan piensa que es más largo y embiste a un cuerpo más lejos de lo que en realidad debería embestir si su intención fuera alcanzarlo. Cuestión de encastes y tradiciones: en Barcial, naturalmente, Jesús Cobaleda no emplea fundas. Montalvo, por contra, sí lo hace.

Agradezco desde aquí a un gran amigo que permitió visitar las ganaderías, si bien no mencionaré su nombre. Ya sabe él quién es.




No hay comentarios:

Publicar un comentario