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viernes, mayo 09, 2014

Costumbres San Isidriles

Breve será la crónica de la que abrió el ciclo San Isidril. Un año más, la primera de San Isidro no tiene mucho donde rascar. Cuatro años han pasado ya desde que se cortara la última oreja en la corrida apertura; hay que remontarse hasta 1985 para ver la última Puerta Grande en este día que tanto significa para muchos. Espartaco puso la firma y, por lo visto, también la maldición.

Mala corrida de Valdefresno. Lo más potable fue el quinto y se encontró con un muro en forma de torero incapaz delante. La presentación pasaba aprobada salvo el cuarto, que no tenía pinta ni de Valdefresno, ni de Atanasio, ni de Lisardo, ni de nada.

Tras el espectáculo de descoordinación de su cuadrilla, Diego Silveti puso el broche a la tarde con una faena de mucho valor pero de poca historia. Tras una impactante voltereta se vino arriba, se echó encima del toro y le pudo por momentos (pero solo por momentos). Valor frío en caliente. Las bernadinas del final, en las que el toro estaba con él, asustaron al tendido y sonaron los pitos. En cuanto a lo poco que se le vio toreando, mostró una incapacidad absoluta para adelantar la muleta y embarcar al toro. Claro, cuando toreas a un encastado como el sexto con la muleta retrasada le enseñas mucho y, como buen toro bravo que es, se mete por donde ve una salida. Todo esto es por culpa del toro de México, que salvo casta tiene de todo. Total, que en una de estas se le coló el pitón entre las piernas, le pegó la voltereta y llegó la historia que ya os he contado.

Daniel Luque sigue siendo digno de estudio en Cuarto Milenio. Se le fue el mejor toro de la tarde y todos callados. No pasa nada, sigamos diciendo que vemos mucho futuro en él y así quedaremos todos como grandes aficionados que apuestan por los jóvenes, pero él nos la seguirá colando tarde tras tarde. ¿Qué hizo mal? Torear sin el mando, con la muleta retrasada (esta historia me suena), descargando la suerte y girando como un compás. "¡Qué muletazos más largos los que busca y que gran trazo tienen, y cuánto temple!" Pero todavía no le he visto nunca enroscarse un toro en la cintura. Allá cada cual.

El segundo se le fue porque no le entendió. Debió taparle la salida constantemente y en lugar de eso le dejó cuatro segundos sin los trapos delante entre pase y pase. El quinto tuvo más transmisión que todos sus hermanos juntos y anduvo buscando la muleta con cierto brío, pero donde esté Luque, hasta luego Lucas.

David Mora se llevó el lote. Pero el malo, digo. Tras la oreja ayer en Sevilla a una faena ventajista, estirada y en línea recta, había creado mucha expectación, pero no pudimos ver nada, ni bueno ni malo. Lo más destacable fue el recibimiento al cuarto de la tarde, segundo suyo, al que le toreó por chicuelinas muy bajas justo después de que el toro huyera de su capote. Lo demás, nulo.

Mañana más y mejor, porque a peor no queda mucho margen.


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