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sábado, agosto 24, 2013

Por torero

Floja corrida de Adelaida Rodríguez, de procedencia Lisardo Sánchez, en la octava de las Corridas Generales 2013. Por encima de todos destaca un monumental Alberto Aguilar que cortó una oreja al quinto tris por valiente, por dispuesto y por torero.

Cuando digo que la suerte de varas es la más bonita que hay en el toreo, es por días como hoy. Una tarde más, la cuadrilla del matador leonés Javier Castaño se lució en todos los aspectos. Sus banderilleros David Adalid y Fernando Sánchez recogieron ovaciones tras las banderillas de ambos primer y cuarto toro. El picador salmantino Tito Sandoval volvió a dar una lección sobre cómo torear a caballo logrando tres arrancadas del bravo cuarto. Para el primer puyazo, Castaño colocó a 'Forzudo' en el lugar habitual, justo detrás de la segunda raya; para el segundo, a media distancia; para el tercero, aprovechó que el toro se quedó plantado en los medios tras un quite de Alberto Aguilar y esperó pacientemente su arrancada. Un verdadero espectáculo que muchos toreros olvidan hoy en día por culpa de los ganaderos, cuyos toros están criados sola y exclusivamente para el tercio de muleta.

Valiente Alberto Aguilar, a quien le costo encontrar un toro con fuerza. El segundo toro mostró una falta de fuerza que le llevó de vuelta al corral. El coleta decidió correr turno y matar el quinto de la tarde, un manso que pasó sin embestir siempre con la cara arriba y ante el que Aguilar estuvo más acelerado que nunca aunque correcto. Salió en quinto lugar por la puerta de toriles el primer sobrero, muy abierto de sienes y serio por delante que, al igual que el segundo, evidenció una falta de fuerza que le salvó la vida. Y lo mismo pasó con el segundo sobrero, quinto bis, un ejemplar de Puerto de San Lorenzo que tuvo que salir por donde había entrado al hacer extraños con la mano derecha. Así pues, acabó en el coso de Vista Alegre un toro de la misma ganadería que el segundo sobrero que había dado 676 kilogramos en la báscula, ahí es nada. El quinto tris fue muy noble pero no aguantó todo ese peso durante mucho tiempo, así que Aguilar tuvo que aprovechar lo bueno que tenía, exprimir el noble y enclasado pitón izquierdo e inventar algo una vez el astado mostró su condición de desfondado. Bilbao premió el esfuerzo que hizo el torero madrileño con  una oreja.

Javier Castaño no pudo estar cómodo en ninguno de sus dos toros. El abreplaza fue un manso, mirón y reservón al que Javier se arrimó correspondiendo a esa moda que se está imponiendo cuando el rival es noble y soso. Todo apuntaba alto en el cuarto tras la lidia que se llevó a cabo, explicada previamente, pero el toro se vino abajo y no ayudó. Fue bravo y tuvo mucha fijeza, pero siempre llevó la cara a media altura y no tuvo fondo alguno. Tampoco se acopló Castaño que toreó a cinco metros.

David Mora no se encontró en ningún momento. Mostró disposición mediante quites, pero de eso no se torea. No encontró el temple en el tercero, un toro en el que el respetable no terminó de entrar por la lluvia, y tampoco se encontró a sí mismo en el último, 'Cara Blanquito', que fue un brusco muy noble al que David toreó siempre despegado y fuera de sitio.

Seis toros de Adelaida Rodríguez, de presentación justa, con hechuras disimuladas, muy de Lisardo por delante, abiertos de sienes aunque con poca cara.
Javier castaño (chenel y oro): Silencio, silencio.
Alberto Aguilar (sangre de toro y oro): Palmas, oreja.
David Mora (marfil y oro): Silencio con pitos, silencio con pitos.
Tarde nublada con algo de lluvia muy intermitente y media plaza escasa.

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