Vistas de página en total

martes, junio 23, 2015

Dinero (II)

Visto queda que el dinero, deificado por propios y extraños como esencia del sistema que nos rige, adulado incluso por quienes reniegan de este sistema y confiesan querer abolirlo, irrumpe en tantas disciplinas como existen. Irrumpe para derrumbar los derechos y las libertades, como el derecho a ser informado fiablemente y la libertad de hacerlo. Retiene a periodistas y limita a aficionados, que sólo se pueden fiar de sus propias opiniones. Con la llegada del dinero a la prensa taurina desaparece la certidumbre de los hechos para convertirse en probabilidad rodeada de tergiversación.

Como ya adelantamos en la primera entrega, el dinero zarandea también los valores propios de una persona, así como el sistema moral y ético con que juzgamos hoy, que tiene su origen en la oscura influencia del rancio catolicismo medieval -aunque, a decir verdad, sigue siendo rancio-. Los valores a los que me refiero son los de nuestros queridísimos antitaurinos, el ejemplo de la sociedad, el lucero de los imbéciles que disfrutamos con la barbarie y que no saldremos del agujero salvo que nos dejemos guiar por estos adalides de la libertad y el progreso. A los antis, ya que hablamos (y ahora sin ironía de por medio) de imbéciles, se la trae al pairo la moral, el respeto por los animales, la abolición de la tauromaquia y esos aires de veganos respetuosos con el medioambiente que llevan. Cuando huele a billetes de cien euros se les cambia la cara y olvidan su propio objetivo para cambiarlo rápidamente por ganar, ganar y ganar en una ascensión ilimitada de la ambición humana propia de nuestra sociedad del siglo XXI.

Son muchos los escándalos que el equipo de "La economía del toro", con Diego de la Cruz a la cabeza, ha desvelado acerca de los líderes del partido animalista, el PACMA. En efecto, los cabecillas de esta conjunción de cabras locas sin ideología han llegado a renunciar a sus principios por dinero. Ya saben, "estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros". Entre esos hipócritas de los que hablamos cabe mencionar a Virginia Iniesta, que experimentaba con perros a los que incluso sacrificaban por las mañanas al tiempo que aspiraba al parlamento europeo con su partido por las tardes; a Manuel Macià, que llegó a ser presidente mientras cobraba subvenciones por sacrificar vacas y cuyo rastro ha sido totalmente eliminado en la página web del partido; o simplemente a la organización en general, que es financiada en gran parte por Holanda, a buen seguro por algo a cambio, ya que es altamente improbable que cuatro holandeses inviertan desinteresadamente en la abolición de un espectáculo que difícilmente conozcan y que de ningún modo les afecta. Claro que, si venimos con esas, tampoco los antitaurinos españoles saben de qué va la fiesta. Auto-culpable incapacidad en términos kantianos. Pura ignorancia, para entendernos.

El dinero, al fin, pervierte el sistema taurino tanto como el orden mundial. Una perversión basada en medios tergiversadores, pseudo-aficionados con fines únicamente económicos, espectadores escasamente interesados en información veraz y opositores corruptos y traicioneros (ya que traicionan sus propios valores). Pero es evidente que no es algo fácilmente soluble, así que la única salida posible es aprender a convivir con él y con los problemas que ello conlleva. Sólo debemos recordar que, cuando esas pegas se tornan en la pérdida de la esencia del espectáculo, su futuro se oscurece paulatinamente hasta desvanecerse. Empresarios, portales, aficionados y espectadores: anden con ojo, porque su derrota significaría la pérdida de un espectáculo con un pasado inabarcable que no merece ser olvidado por culpa de unos ignorantes sin cabeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario